viernes, 1 de agosto de 2008

CASAS


Aunque hasta el lunes 11 no estaré de vacaciones, hoy va a ser el último día que cuente mis impresiones bajando la cuesta camino del "Bus de la Realidad"...

Realmente, da para mucho ese trayecto de quince minutos a las 7:30 de la mañana...

Hoy, según empezaba a bajar la cuesta me he fijado en una casa muy bonita que están construyendo. Lo que más me llama la atención es la cantidad de ventanas que tiene...con sus contraventanas de madera...la sensación de perfecta por fuera...tan bien pintada, tan acabadita...

Sin embargo...si se observa un poco más afondo a través de alguno de los cristales, por dentro se ve vacía...oscura, sin acabar...lo que me indica, que aún no vive nadie...está en construcción.

El sitio donde se encuentra es espléndido...con unas vistas impresionantes...supongo que por eso lo eligieron, porque pensaron que era el mejor lugar...

Pienso en que dentro de poco, seguramente, su aspecto será distinto...irá a vivir gente, llenarán las habitaciones, pondrán luz en el interior y le darán vida...

Sobre todo...podrán disfrutarla...porque cuando se empieza a construir algo desde cero, en el lugar que quieres...de la manera que quieres...al estilo que quieres...supongo que debe llenar de ilusión...de deseos de ver qué pasa en ese nuevo lugar...en esa nueva vida.

Y ante esto, he pensado en el CORAZÓN HUMANO...

Creo que en realidad es un poco así..., se empieza a construyendo poco a poco...primero por fuera...algo perfecto, imposible de crear por manos humanas...sofisticado, complejo, lleno de mecanismos, de recovecos...

Al principio por dentro parece que sólo tiene lo básico...oscuridad y tejidos...pero cuando empieza a latir, se llenan de vida.

Luego, poco a poco...el corazón también se va llenando de personas que lo habitan...que entran, salen...se asoman por las ventanas, cierran puertas...abren armarios...duermen, hablan...viven

A veces se abren las ventanas para que entre aire fresco...y todo tiene otro aroma, otra frescura...que no sustituye a la esencia. Otras veces se cierran para que no entre el frío...o el calor...

Quizá en algún momento permanezca cerrado del todo...como si estuviera muerto....quizá vuelva a abrirse...o no...quizá cambie de dueños...o de habitantes

Lo que no puede cambiar es el lugar donde está construída...la base...porque ese lugar permanece aunque la casa se desmorone...o se destruya...Por eso elegir bien el lugar es importante...

Como en cualquier casa...no todo está en nuestras manos, no se sabe qué cosas nos sucederán, que momentos se vivirán, que historias se contarán...

Y siempre quedará algú rincón inexplorado...que nos sorprenda en un momento dado...o simplemente veamos con otros ojos cualquier mañana al levantarnos.

Realmente...el corazón es la mayor obra de ingeniería que conozco...Y para el que lo osbserva desde fuera...siempre un misterio.

jueves, 31 de julio de 2008

Voy a volver al post de ayer...a ese momento en que dije: "¡Ay qué ver Dios, qué bien haces las cosas!"

Es cierto y lo sigo pensando...el problema es que por muy bien hechas que estén, hacen falta unas gafas especiales para verlas, ya que a veces, con los ojos no basta.

Hoy repito escenario...madrugón, resaca de dormir poco, ensoñamiento bajando la cuesta hacia el "Bus de la realidad" y cuando giro por la Calle de La Poza...de nuevo a correr como una loca para no perderlo...y me pregunto, ¿tendría sentido hacerlo si no hubiera algo más allá de todo esto?

Recuerdo una anécdota que se cuenta en en un libro que manejo de vez en cuando donde se plantea la pregunta: "¿Para qué vives?"

"Un hombre que trabaja en una obra se acerca a un compañero y le pregunta:
"Oye, ¿Y tú, para qué vives?

"Hombre, vaya pregunta es esa..para qué voy a vivir...pues vivo para trabajar..."

"¿Y para qué trabajas...?"

"Pues...vaya cosa que me dices...para ganar dinero..."

"Y ¿para qué quieres el dinero?"

"Pues para vivir..."

"Luego entonces...¿vives para trabajar o trabajas para vivir?"

Y el compañero...se quedó en silencio y muy preocupado se marchó a hacerle la misma pregunta al capataz...

El capataz dio la misma respuesta...y los tres se fueron al ingeniero...

qué tampoco pudo dar otra respuesta."


Obviamente, yo no me hago esta pregunta de forma tan literal, porque gracias a Dios...nunca mejor dicho, no tengo mi vida puesta en el trabajo...podría tenerla...pero las cosas son así...no por casualidad.

Cuando estaba bajando a Madrid me han llamado al móvil, era una amiga de la persona que trabaja en mi casa, me ha dicho que ayer por la noche la habían detenido a la salida del Metro, porque no tiene papeles..., que estaba en la comisaría y que le soltarían sobre la una.

Que conste que a mi eso de los papeles me suena a eso...a papeles..."material desechable", pero "la ley es la ley"...aunque nadie la entienda.
Me ha entrado una especie de rabia interior, sobre todo pensando en ella y en lo absurdo de su situación...pensando que quizá no tenga otra razón para vivir que su trabajo, su sueldo, sus ilusiones...


De pronto vas por la calle y sin decir nada te interrogan y te meten como un perro en un "calabozo"...con el miedo en el cuerpo...y te dejan allí no sé cuantas horas para devolverte a la calle hecha un harapo...con tu vida por los suelos.

Y es así...la injusticia humana...la injusticia de ciertas "normas"...el sin sentido de poner todo el celo en las cosas que tarde o temprano fallan, quizá cuando menos te lo esperas...

Y estamos aquí sin poder hacer nada...sin saber decir nada, con el convencimiento de que de algún modo estamos implicados en esto...aunque no por voluntad nuestra.


Y ella esperando a que "la suelten"...como si fuera una delincuente declarada...como si hubiera cometido una falta grave...como si fuera un ave enjaulada o una hoja que se lleva el viento. Si, un gran delito el suyo...querer vivir.

Dios nos habla a través de los acontecimientos...y a las personas que tenemos alrededor, también...

N0 sé qué le diré...no sé qué me dirá...

En cualquier caso...tendré que hacerle ver, que cuando gira por la Calle de La Poza, camino del "Bus de la Realidad"...sólo es un momento en el tiempo...un tiempo valioso...un tiempo que tiene su razón de ser...su verdad...y que a pesar de todo, siempre hay alguien junto a ella para poder descifrarla y pasarle esas "gafas" con las que ver las cosas de otro modo, con las que poder creer verdaderamente que Dios, hace bien las cosas.

miércoles, 30 de julio de 2008

ABRIR LOS OJOS...

Ayer pasé una noche de insomnio...no sé si gracias a una Coca-Cola que me tomé a eso de las 8...o a mi cabecita loca...que de vez en cuando se pone en racha.

Es lo que tiene ser una urbanita de los pies a la cabeza y de pronto cambiar de escenario y pasar las noches en una casa de campo alejada del mundanal ruido...de las luces...del calor del asfalto...del ritmo frenético.

Aprovechando que los niños duermen me salgo a la "pradera" y observo desde lo alto del solarium las luces de Madrid...tan lejanas y tan cerca..., luego miro al cielo y veo miles de estrellas, parece que han puesto más ultimamente,...y respiro el aire...escucho el silencio...y me siento fenomenal...como dentro de un paréntesis de cristal, para poder mirar a través de la raya.

Entonces pienso en muchas cosas y como siempre digo...no puedo más que sentirme afortunada, agradecida y privilegiada...aunque a pesar de todo...sigo pensando.

Luego vino el insomnio...y pensar más y más...

Y cuando el despertador ha sonado a las 7 creía que me moría..."¿Y para qué rayos habrás pensado tanto...?"

Pero bueno...no iba a desesperarme a esas alturas, sobre todo porque no me quedaba otra, y ha venido a mi mente un proverbio chino que dice: "Si tu mal tiene remedio...¿Por qué te aflijes? Si no lo tiene, ¿Por qué te aflijes?"

Así que medio zombie me he lanzado a la maravillosa pradera...ya sin luces, sin estrellas, y sin silencio, y me he dispuesto a bajar la cuesta hasta el pueblo camino del "Bus de la Realidad"...ese que me lleva directa a la ofi...

Por el camino me he ido despertando...hacía fresquito y supongo que ha ayudado, me he acordado de que mi marido dice que " siempre estoy con los ojos muy abiertos observándolo todo", lo he dudado un instante, pero en el fondo... cómo es cierto...me he puesto a observar y de nuevo me he quedado alucinada de ver la luz del sol sobre la silueta de Madrid y sus grandes torres..., el cielo medio azul sin nubes..., las montañas...

Si no fuera por que me ha entrado un súbito ataque de pánico al ver que se me pasaba la hora de coger el bus y he tenido que correr de lo lindo...

Diría que visto lo visto...me siento muy afortunada, agradecida y privilegiada...y sólo me queda decir...

¿Para qué rayos hay que pensar tanto...si, ¡Ay que ver, Dios...qué bien haces las cosas!?

martes, 29 de julio de 2008

UNA PALABRA


No me voy a atribuir el mérito de haberme inventado la idea de este post.

El otro día leí algo que me resultó muy "interesante", sobre todo porque yo soy de esas que enseguida me presto a opinar de todo e intento aconsejar a quien me lo pide...y, a veces, a quien no me lo pide, también.

Reconozco que unas buenas dosis de humildad me vendrían muy bien de vez en cuando...de hecho, las voy adquiriendo a base de trompicones y batacazos...pero eso también entra en los planes...y lo acepto...de hecho, reconozco que son efectivos.

Como digo, el otro día, leía sobre la costumbre generalizada de opinar sobre todo...la política, la cultura, la educación...la sociedad. Muchas veces, se opina sin fundamento, pero bueno, supongo que es lo más natural y que además, entretiene. Siempre en las reuniones sociales se suele despotricar de miles de temas y luego se dice..."Ahora que ya hemos arreglado el mundo, ¿De qué hablamos?".

Así que, asumamos...que somos "opinadores".

Otra cosa diferente es "aconsejar"...eso también gusta mucho...una amiga mía dice que "¿Por qué será que los problemas los vemos siempre nítidos en los demás y nunca en nosotros?".

Dar un consejo es delicado, sobre todo, porque muchas veces, se intenta que el otro cambie su postura hacia la nuestra...y si no lo hace, se puede acabar en una discusión o pensando que la persona aconsejada es bastante "necia".

A veces acudimos a aconsejar llenos de "verdad" y resulta que somos incapaces de ponernos en el lugar del otro...respetando sus sentimientos y forma de ser, entendiendo que quizá, la postura que toma está motivada por miles de factores que desconocemos...no digamos, sentimientos.

Sin embargo, ¿Cómo no aconsejar?, ¿Cómo no intentar decir algo a alguien a quien apreciamos y creemos que le puede ayudar?
Cómo doy por hecho que es "inevitable"...incluso que está en la naturaleza humana y afectiva de las personas..., doy por hecho también que la cuestión no es tanto el hacerlo, sino "cómo hacerlo".

Pues bien, mi lectura hacía hincapié en el hecho de que un "consejo" puede ser un arma de doble filo si se enfoca mal...un consejo lo puede dar cualquiera, porque se ve fácil...sin embargo abría la puerta a otra posibilidad diferente, difícil, arriesgada, que sólo se puede afrontar desde la fe...esto es: "dar una Palabra".

Las diferencias pueden ser muchas:

La Palabra nace del amor...porque ese fue su origen y su destino.

La Palabra es fruto del discernimiento...no del capricho.

La Palabra no sale de nosotros, sino del Espíritu.

La Palabra no vuelve a nosotros, simplemente cae como lluvia...y se posa.

La Palabra habla desde la Verdad...aunque a veces no la reconozcamos.

La Palabra es una experiencia...que se hace carne en nosotros cuando la acogemos.

La Palabra tiene su tiempo para cada persona.

La Palabra consuela...nunca agobia.

La Palabra es sencilla, es valiente.

La Palabra no se busca...aparece.

Primero se escucha...luego de dice...

La Palabra se da, sin esperar nada a cambio...


No sé qué os parece...a mi, de momento...una buena reflexión y un buen principio.

Me quedo con lo que decía San Pablo a los Corintios (2 Cor, 6-13)...porque él es un gran ejemplo de valor y fe en medio de la debilidad...


Pues el mismo Dios que dijo: = De las tinieblas brille la luz, = ha hecho brillar la luz en nuestros corazones, para irradiar el conocimiento de la gloria de Dios que está en la faz de Cristo.

7 Pero llevamos este tesoro en recipientes de barro para que aparezca que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no de nosotros.

8 Atribulados en todo, mas no aplastados; perplejos, mas no desesperados;

9 perseguidos, mas no abandonados; derribados, mas no aniquilados.

10 Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes el morir de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.

11 Pues, aunque vivimos, nos vemos continuamente entregados a la muerte por causa de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.

12 De modo que la muerte actúa en nosotros, mas en vosotros la vida.

13 Pero teniendo aquel espíritu de fe conforme a lo que está escrito: = Creí, por eso hablé, = también nosotros creemos, y por eso hablamos,

lunes, 28 de julio de 2008

COSAS PEQUEÑAS

Las pequeñas cosas nos rodean y acompañan, a veces se hacen notar y otras, son tan insignificantes que ni siquiera percibimos que están con nosotros...y nos olvidamos de ellas.

Es cierto que cada uno es como es, aunque esto no es excusa para intentar ser mejor. Algunas actitudes se aprenden desde pequeños...no porque nos las enseñen, sino por que las vemos, las sentimos, las palpamos en nuestro entorno y las absorbemos.

Hoy mi pensamiento va hacia algo tan sencillo como un beso...un abrazo...una muestra de afecto palpable y tangible...algo tan fácil...y tan difícil..., tan auténtico...o tan diplomático..., todo un misterio.

A mi me cuesta...lo reconozco...no soy de esas que van por ahí soltando achuchones y besuqueando a diestro y siniestro...a veces me gustaría, porque siento la necesidad de hacerlo y no me sale...o porque simplemente, creo que otros lo necesitan...y quiero que me salga.

Un beso, puede ser algo de lo más banal...ves a un vecino que hace tiempo que no te cruzas...y le das dos besos, te presentan a un desconocido...y le das dos besos..., incluso a tus familiares, por cortesía...les das un beso.

A mis hijos...les doy miles de besos...besos de ternura, de cariño...besos que me salen solos y que ellos...aprecian, pero no saben hasta que punto son verdaderos, porque tampoco saben aún qué difícil resulta amar de verdad y que fácil resulta volcarse con ellos.

Están los besos de pasión...y los besos de "tierna pasión", esos en los que intentas descargar todo el amor que puedes...toda la sinceridad...todo..., ese beso, es sagrado...más que nada...es un beso único, privado, reservado...

Me gustaría saber poner todo mi amor en cada beso que doy...y hacer sentir que un día cualquiera, un momento cualquiera, es una ocasión para que el otro reciba algo de mi, algo que quizá no sabe hasta que punto me cuesta dar...absurdamente.

Un abrazo ya es otra cosa.

Cuando necesitas un abrazo...cuando quieres que te abracen...y lo hacen, es una sensación de lo más placentera, de lo más descansada, de lo más profundo que existe...es descansar en alguien, es liberarse...

Cuando alguien necesita un abrazo y somos capaces de acercarnos y dárselo...llorar con esa persona, hacerle sentir que nos importa, que todo su sufrimiento tiene consuelo...

Seguro que todos hemos experimentado todas estas sensaciones más de una vez, seguro. Pero, ¿Cuantas veces el deseo de hacerlo no vence el miedo, la timidez, el vértigo de desnudar un sentimiento ante el otro?

Existe una última cosa en la que pienso hoy... es una pequeña cosa de las más delicadas...de las que más cuestan...de las que más duelen...Es pedir perdón...de corazón o no, pero pedirlo...pronunciar esas palabras...aceptar cara a cara que hemos fallado...

No es lo mismo sentirlo o saberlo, que decirlo...¿A quién no le cuesta?

Hace poco un amigo me decía..."¿Cuantas veces has pedido perdón a tu marido?"...yo me sonrojé y dije..."Hombre...pedir, pedir...", mi marido que estaba escuchando dijo..."Cris es más de hacer que de decir"...Y es cierto..., pero pensando en el otro, sé que decirlo, también es necesario...y cuando he podido hacerlo...he sentido paz.

Quería empezar esta semana pensando en estas pequeñas cosas que, muchas veces, aparcamos, que muchas veces no podemos dar, que muchas veces, olvidamos hacer. Y aunque es cierto que la afectividad humana es ilimitada e insaciable, que no basta para llenarnos del todo...

¡Qué importante es sentir amor por los demás y demostrarlo!, ¡Qué importante es darnos un poquito aunque nos cueste!

Son muchas pequeñas cosas para ser lunes...pero es un buen propósito para un día cualquiera...y de momento...creo que merece la pena intentarlo.