viernes, 11 de junio de 2010

EN CATIUSCAS


Cuando parecía que había que guardar ya las catiuscas, la gran nube negra planea sobre Madrid y sobre media España. Sinceramente, he tardado como un mes en cambiar los armarios y ahora no me voy a poner a desempaquetar cajas, ¡ni de broma! Así que, con esta determinación, tengo a todos los niños moqueando y tosiendo como posesos, eso sí, con los pantalones cortos al cole, como Dios manda.

Lo que sí he decidido, después de dos años blogueando, es cambiar el look de la página, aprovechando el nuevo "diseñador de plantillas". He visto "diseñador de plantillas y como una loca me he puesto a probar modelitos cómo si estuviera en las rebajas del Corte Inglés. "Plantillas, plantillas, ¿Y porqué blogger no me diseña una plantilla para organizar el mes de junio?" he pensado en un momento.

Necesitaría una plantilla para diseñar fines de semana, otra para diseñar "niños sin cole por la tarde", otra para "preparar cumpleaños varios". Hoy, en concreto tengo a un montón de niños en casa, es el cumple de mi hija, es la primera vez que lo celebra con amigos y bueno...os podéis imaginar la emoción que tiene la pobre mujer en el cuerpo. A mi también me tiemblan las piernas, pero por otros motivos. Hoy, en el cole, me he encontrado con una mamá y me ha dicho: "¡Qué valiente eres, mira que hacerlo en casa!".

¿Valiente? Nada de nada. Valiente es llevarles al parque de bolas, que hace un calor tremendo y huele a "quesos", sin miedo a que se descoyunten o al Burguer y que terminen las patatas volando hacia la mesa de enfrente mientras la Fanta se precipita por la barandilla hacia el piso de abajo. En casa, siento que tengo más el control y a ellos les encanta, porque de paso, cotillean "la casa de fulanita", que anda que no son "marujillos" los pobres.

Lo que ocurre es que, la Ley de Murphy, en estos casos, funciona de maravilla y ayer, justo antes de empezar una cena que teníamos con amigos y con el lavavajillas lleno hasta reventar, el susodicho decidió que iba a la huelga, como los funcionarios, y con un sonido bastante lastimero, dejó de funcionar. ¿Dónde está Merlín el Encantador? Necesitaba un "Hóquiti Póquiti" para aliviar la pila de cacharros, porque oye, cuando una prepara una cena, encima se recrea en los detalles y hace el gran despliegue de copas, cubiertos y demás menaje. En fin, qué contaros, que opté por apagar la luz, cerrar la puerta e irme a la cama. (Confiando en que Merlín hiciera acto de presencia).

Hoy el día "X", mi casa está fina, cuando entré en la cocina me resonaban los Abba cantando, Waterloo...Melín me ha "fallaó". Pero oye, ya de perdidos al río y, si hoy por la mañana era como un cajón de sastre, cuando se vaya el batallón de infantes (que no de infantería) que vendrán a merendar, seguramente se quedará incluso sin el cajón. ¡Qué eso ya me pasó!

Aún recuerdo la primera vez que celebramos el cumpleaños de nuestro hijo mayor y los niños sacaron hasta los tornillos internos de los cochecitos. Ni que decir tiene que estuvimos hasta las cuatro de la mañana ordenando el "desastre", porque del pobre cajón no quedaron ni las astillas.
A partir de entonces, los juguetes y otros enseres, en estas fiestas tan señaladas, son confinados a lo más alto de la más alta torre, lejos de ese instinto demoledor que tienen las criaturas.

¡¡Les quitaste los juguetes!! ¿Y qué hicieron? Pues nada, al año siguiente que eran más altos y gordos, decidieron subirse once de golpe a la litera y saltar al compás. A mí se me pusieron los pelos como escarpias, pero oye, pasé de largo por la habitación y me dije, si oigo algún golpe, espero que no sea la litera, que la acabamos de comprar jejeje. Se lo pasaron de miedo, como en los viejos tiempos, eso sí, a cambio de juguetes ya nos tocó hacer alguna que otra payasada. Es lo que tiene ser padre.

Este año no he tenido tiempo ni de quitar los juguetes, ni de quitar nada, la torre está a tope de cosas, cada vez más, ya no se ve ni a la princesa, ¿habrá huído?...Mucho me temo que, como me descuide, cuando esta tarde se vayan los niños me voy a encontrar con cosas que ya no recordaba ni que tenía...o quizá, la ropa de invierno de nuevo en los armarios, o lo que es peor... ¡ las catiuscas en mitad del pasillo!

Pero esto es el día a día, la alegría de la vida, y el azúcar y todo lo que quieras y en el fondo, hay que disfrutarlo. ¿Valiente? Ni de broma...espero dejarlo en "superviviente".

¡¡Buen fin de semana!!