
Nunca es tarde para aprender...la clave está en "querer hacerlo".
Hoy medito sobre lo difícil que me resulta perseverar a veces, cuando no veo resultados...
Y es que estamos inmersos en la cultura de lo inmediato...me considero parte de una generación a la que "se nos ha dado todo"...y en consecuencia, algunas virtudes, no las tenemos suficientemente desarrolladas...entre otras...la paciencia.
Yo soy de la generación de la comida rápida, de la tarjeta de crédito, del "click"...Y esto, sólo va a más.
Queremos la vida fácil, los menores problemas posibles, encajar en el puzzle...
Lo malo, es cuando vienen "los problemas reales", como diría mi amiga MªJesús,... entonces el botón izquierdo del ratón ya no me arregla la vida, no llega la solución en la moto de TelePizza tras una simple llamada, no puedo pasar la Visa Electrón y salir pitando.
Las personas...no funcionamos así...y la vida, al final, tampoco.
Reeducarnos en esto...parece fácil, pero no lo es, porque estamos profundamente inbuidos de esta necesidad de que se nos satisfaga al instante...
Yo tengo además una realidad que me obliga a "reeducarme" imperiosamente, simplemente porque pertenezco a un "sector de la población", que especialmente tiene y debe aprender que las cosas, no son así...
Ahí estoy yo...lo sufro...y lo anhelo...Pero no veas si cuesta...
¿A qué me refiero?....Amigos, ¡Soy madre!
Cada persona, en teoría, puede administrar su vida libremente, pero...¿Qué ocurre cuando tienes hijos a tu cargo?
Tienes una responsabilidad...una responsabilidad natural pero también una responsabilidad condicionada por los objetivos que marca la sociedad, y que, muchas veces, se dan de narices con los valores o prioridades de los propios padres, y mucho más con las características del propio hijo.
Habrá quien tenga hijos que se aproximen a los "cánones de perfección" que marca el mundo de hoy...
Pero...si yo no soy perfecta...¿Cómo puedo exigir a mi hijo que lo sea?
Si se pregunta a unos padres:
¿Qué queréis para vuestro hijo?
Respuesta lógica: "Que sea feliz"
Pero...¿Qué eso de ser feliz?, ¿Qué es para ti la felicidad?
(Venga, venga...ya estáis pensando, eh?)
Pues si la respuesta la tuviéramos que dar según el listón que marca la sociedad, sería:
-Que estudie.
-Que saque buenas notas.
-Que encuentre un buen trabajo.
-Que tenga un buen sueldo.
-Que disfrute.
-Que sea alguien en esta vida.
-Resumiendo; que tenga salud, dinero y amor...
Pero...¿Y si me tuviera que plantear la respuesta de forma diferente?
¿Y si mi hijo a día de hoy no lleve el camino para poder cumplir ese canon...siendo mi deber de educar el mismo que el de los demás?
¿Como lo hago sin desesperar en el intento?
Quizá, pensando en esas cosas no como un objetivo, sino como un medio...es decir...orientando las miras hacia otras "Prioridades".
Pero...¿Estoy preparada para exigir a mi hijo otros "objetivos" que verdaderamente sean más importes y le ayuden?, ¿Predico con el ejemplo?
Muchas veces exigimos a nuestros hijos cosas que no "saben" o no "pueden dar", simplemente, porque la sociedad, el colegio, la tele...nos lo exige.
Muchas veces damos a los "valores"(cosas con valor en sí mismas; ej: dinero), categoría de "virtudes"(cosas que adquieres y desarrollas; ej: honradez).
Muchas veces queremos que nuestros hijos lleguen a todo...y que lo hagan ya...¿aceptamos bien sus fracasos?
Muchas veces, educando, perdemos la perspectiva de que lo primero, siempre es la persona...y cada persona tiene un ritmo...unas características.
Muchas veces, tenemos que aprender...y cambiar el chip, no del hijo...sino el nuestro.
¿Quién dijo que ser padre era fácil?
Me doy cuenta de la importancia de que "saber esperar" y "perseverar", es importante en el camino de los padres a la hora de educar...y eso, lo tenemos a nuestro favor, porque, por un hijo...se hace lo indecible y se lucha a tope...porque tenemos la mejor de las motivaciones... "El amor".
El amor mueve montañas...¿No bastará entonces para esforzarse por cambiar el chip y nadar a contra corriente?
Yo creo que, para empezar tengo que intentarlo.