jueves, 7 de mayo de 2009

EXPERIENCIA TRAS EL DESASTRE

Hoy os quiero traer un extracto del testimonio de un sacerdote joven, que estuvo visitando, junto con otros compañeros, a los damnificados por el terremoto en la zona de los Abruzzos (Italia).

Me parece valioso tanto por lo que esta visita supuso para él personalmente...cómo por lo que supuso para todos aquellos que aún padeciendo un gran sufrimiento, supieron acoger una palabra de amor y de esperanza.
Espero que os guste.

" (...) Lo mejor de todo fue' la misión que hicimos entre los desalojados del terremoto de l'Aquila. 500 presbíteros fuimos mandados a la zona. Visitamos las tiendas, una por una, encontrando tantas situaciones dificilísimas, os podéis imaginar el sufrimiento de aquellas personas.

Os cuento algunas cosas: por ejemplo, una mujer decía estar completamente desesperada, toda la vida trabajando como una esclava para construir una familia, una casa, el trabajo etc, y en una noche, en 30 segundos, porque eso es lo que duro' el terremoto, lo perdió' todo, marido, dos hijos, casa y trabajo. Pedía solamente que le dieran una casita de madera donde pudiera cuidar a la única hija que le quedaba: "ya no pido nada de la vida", dijo.

Lo que mas me impresiono' es que el terremoto no solo había destruido los muros de las casas, era como si hubieran caído los muros de protección de las personas, de modo que cuando hablaban con nosotros hablaban con una sinceridad increíble, no se defendían, nos contaban sus sufrimientos sin mas preámbulos, y en muchos casos, en casi todos, eran sufrimientos previos al terremoto.

O sea, era como si el terremoto hubiera hecho venir a la luz la cruz de cada persona, y la tenían muy presente. Mucho mas que sufrir porque non tenían casa o porque se encontraban viviendo en una tienda de campana, la gente nos confiaba sufrimientos mucho mas profundos, mucho mas serios, si se me permite la palabra. Y es que todos tenían plena confianza en que al final las casa serian reconstruidas, y la vida volvería a la normalidad, tarde o temprano, pero todos ellos tenia claro que hay sufrimientos que la técnica y los voluntarios de Protección Civil no pueden solucionar, y sobre esos sufrimientos no tenían una palabra.

Anunciamos el Kerygma a diestro y siniestro, con delicadeza pero casi a quemarropa, y ¡¡todos lo recibieron con alegría!! No sabéis lo que ha significado, ¡Era otra pascua!

Entrabamos en las tiendas anunciando: ¡la paz con vosotros! y solo con este anuncio la gente ya se alegraba, nos invitaban a pasar. ¿qué queréis? nos preguntaban, porque por allí pasa un montón de gente ofreciendo ayuda de todo tipo, "hemos venido a decirte que Dios te quiere, que Dios ha venido a salvarte con este terremoto", y casi inmediatamente nos contaban sus vidas.

Una mujer, de nombre Zaira nos dijo: "no, a mi Dios no me quiere porque nunca he tenido hijos". Yo pensaba, pero como es posible? esta mujer lo ha perdido todo pero en vez de rebelarse por esto, sufre porque no ha tenido hijos, "Dios no me considera digna", decía, "siempre he estado sola, el terremoto no cambia nada, reconstruiremos la casa, pero yo seguiré sola".

Fue impresionante y maravilloso como recibió el anuncio del amor de Dios, le enseñé la cruz y le hablamos de María, madre espiritual de todos nosotros, le dijimos que también ella podía ser Madre como María, rezando por los demás, nos ofrecimos como hijos espirituales por los que pudiera rezar, y de verdad fué una pascua ver reír a Zaira.

Me cogió la cruz, la besó y no quiso devolvérmela, "así cada vez que la vea me acordaré de vosotros y rezaré por vosotros", nos dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

No se vosotros que' pensareis, pero si una mujer en esas condiciones puede estar alegre, reír y bendecir a Dios, para mi es que Cristo ha vencido la muerte, ha resucitado!

También encontramos un hombre, Renato, que no venia a la iglesia desde pequeño porque un cura le había hecho una injusticia: al parecer un cura daba un bocata a todos los niños del catecismo, pero había que comprar el librito de oraciones, como la familia Renato era pobre, no había comprado el librito, así que el cura no le dió el bocata...o algo así.

El caso es que desde entonces no volvió a la Iglesia. Lo encontramos muy duro, no decía que nuestras palabras fueran mentira sino que reconocía muy sinceramente que estaba endurecido contra la Iglesia por aquel hecho.

Le anunciamos el perdón de los pecados, el don del Eespíritu Santo, el amor al enemigo, "imposible" decía, "yo no perdono", y hablamos y hablamos. Al final nos hicimos amigos, no conseguimos que viniera a la penitencial, ni a la misa, pero no tengo palabras para describir como le cambio la cara a Renato.

Al día siguiente lo encontramos relajado, sonriente, nos saludo muy calurosamente y nos dijo: "nos os penséis que voy a ir a misa, que no voy a ir", y nada, el en sus trece, pero ya no nos importaba, sabíamos que algo había cambiado dentro de su corazón, con el tiempo el Señor hará el resto.

Aquel día, era sábado, habíamos organizado un celebración penitencial en la tienda-comedor, y para anunciarla hicimos una procesión por todo el campamento. Vinieron algunos hermanos dell'Aquila y de los pueblos cercanos, nos pusimos el alba y la estola, cogimos la cruz y dimos toda la vuelta al campamento, en el campo "Piazza d'Armi" eramos unos 80 curas.

Dimos toda la vuelta cantando mientras la procesión avanzaba; los hermanos y los catequistas invitaban a la gente a venir, a seguir la procesión, algunos lo hicieron, y para mi fué una sorpresa porque yo no los vi.

Toda la procesión pensé que íbamos solo los curas, pero cuando entramos en la tienda y vi que detrás de nosotros venían los desalojados, ¡¡qué alegria!!

(...) Fue' una maravilla que se confesaran, y ¡como se confesaron, con qué seriedad y con qué profundidad!

El domingo me mandaron a otro campamento, Pizzoli, donde el terremoto no había hecho grandes daños pero la gente vivía en tiendas por miedo a las casas.

Esto era también curioso, porque normalmente la casa es el lugar donde uno se siente mas seguro, por eso trabajamos tanto por tener una, para descansar, dormir, etc. Pero en aquel momento, la casa, la seguridad, era motivo de miedo y desasosiego. La gente sufría mucho por eso, y es que el mundo no da la vida, porque no la tiene.

Esta era al final de todo la conclusión, que la palabra del kerygma que hemos recibido de la iglesia (...), es la palabra que verdaderamente el hombre esta esperando.
La paz
Quico Marco

P.D.: kerygma: Según la Biblia, cuando Jesús inició su ministerio público, ingresó a la sinagoga, tomó el rollo del profeta Isaías y leyó:

"El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor".Lucas 4:18-19

La afirmación que realiza Jesús en ese momento es conocida como el kerygma o anuncio de la buena nueva y constituye la base de la prédica para sus seguidores.