
No sé si me entendéis...pero para mi la palabra clave es temor.
¿Temor a qué, exactamente?
Pues temor a muchas cosas...pero básicamente a una...a "perder la vida".
No me refiero a perder la vida en el sentido físico de "morir", sino en el sentido generoso de "entregarme o donarme".
Miedo a tener más hijos, al qué dirán, a no saber hacer bien mi papel de madre, a tomar determinadas decisiones...
Siempre digo que Dios es un artista muy creativo...el más creativo que conozco...capaz de sacar vida donde no la hay, capaz de dar luz cuando todo es oscuro...capaz, en definitiva de crear.
Un "creador" no tiene miedo...es la antítesis, precisamente del temor.
Recuerdo cuando estaba en la Facultad y experimentábamos con todo tipo de materiales, objetos, pinturas, etc...era apasionante. La creación luego era más o menos afortunada...pero ahí estaba, única, irrepetible... "viva".
Por eso pienso que sentir temor y dejar que éste gobierne tu vida, no es algo que pueda venir de Dios...y en definitiva te impide "crear"...o "vivir". Te instala, directamente en una cárcel, y tu ser, inconscientemente, se convierte en esclavo de todo esto...
Y al final, sufres, porque entras en un combate entre razón, corazón...fe.
Las experiencias de Dios son un hito en la vida, te marcan y hacen que muchas veces puedas seguir adelante sabiendo que aunque las situaciones den vértigo,...tienes una red protectora que te ha salvado.
Si Dios es la vida...el sufrimiento que supone vivir en el temor, viene claramente del Demonio, que como padre de la mentira, su principal misión es privarnos de la esperanza y hacernos creer que Dios no nos ama...que no podremos superar las cosas...que estamos solos.
El amor de Dios es como un motor...que nos impulsa, nos lleva, nos hace arrancar cuando no podemos...
La clave quizá está en tenerlo presente y saber que Dios tiene el "poder" de ayudarnos, pero básicamente lo hace, porque nos quiere...
Y pienso, que quien se siente amado, al final, aunque cueste, también es capaz de hacer las cosas con amor...y por amor.