jueves, 7 de agosto de 2008

SEGUNDAS OPORTUNIDADES

Hoy venía de nuevo a Madrid por mi caminito habitual.

De pronto un vecino ha parado su coche junto a mi y me ha ofrecido bajarme al pueblo...he aceptado, pero al final, ha resultado que también iba a Madrid a trabajar y hemos venido juntos.

Le conozco hace años, es de mi edad. Cuando compraron mis padres esa casa yo tenía unos 9 años y por aquel entonces yo era el ser más tímido de la tierra (ahora ya no soy el más...alguien me bajó al segundo puesto...).

Recuerdo que en la urbanización había una panda de niños enorme, todos se conocían y eran un grupo bien consolidado. A mi me parecía un muro infranqueable porque en cierto modo yo era nueva, iba de "turista" y además no me resultaban nada afines...

Mi colegio era sólo de niñas y los chicos que conocía...básicamente, vivían en la habitación de al lado, mis hermanos.

A estos niños les miraba en sus juegos y me parecían chulitos, groseros, listillos...en fin, joyas...

Sin embargo un día, tras la "providencial intervención de mi padre" que en un gran papel de "Celestino" hizo las presentaciones...me vi abocada a integrarme en esa pandilla...aunque he de decir, que sólo me relacionaba con las chicas...y a ellos...ni me atrevía a mirarlos.

Había uno en concreto que era el graciosito de turno...y yo pensaba que la gracia no la tenía por ningún lado, porque además...¡Cómo para tener gracia el chico!...Era el prototipo de niño poco "atrayente" que a los 12 años tiene más complejos que otra cosa y que se escudaba en ser lo más desagradable posible para caer bien y hacer reír a los demás.

En realidad...amigos...lo que se dice amigos...nunca fuimos.

Pasaron los años...a los 15 o 16 dejamos de salir juntos en esa pandilla...nos dispersamos totalmente....

Pasaron otros 15 ó 16 años y ahora nos volvemos a ver de lejos en el mismo escenario...con familias, con niños, con vidas hechas...

Y yo sigo muriéndome de vergüenza cuando me los cruzo, no creáis...como si aún fuéramos adolescentes...

Hasta que una mañana cualquiera, el "graciosito de turno" para su coche a mi lado, me ofrece llevarme hasta Madrid, charlamos de la vida por el camino, nos reímos... y además, he de decir, que su hija, se ha convertido en la fiel acompañante de la mía...

¡Lo que es la vida!

Siempre hay una segunda oportunidad para las cosas, porque no son inamovibles...y porque además, la vida va cambiando, girando...y nosotros con ella.

A veces parece imposible, pero todo lo que juzgamos en los demás...en realidad...puede ser diferente.

El tiempo, pone todo en su sitio...y la voluntad, también.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

y es ilusionante y hermoso ese ir y venir de la vida, le da emoción, la da más ganas de vivirla

un beso

CRIS dijo...

Eso espero...

Y espero que tú también lo esperes, para tí...aunque a veces, sea duro.

Ana dijo...

En general solemos equivocarnos con los prejuicios que nos hacemos de las personas, sobre todo de aquellas a las que no vemos por taaaanto tiempo...

Anónimo dijo...

La vida misma: Una y otra vez, la vida misma.
Yo intento, desde luego es dificil, no prejuzgar a los demás. Me he llevado en mi vida muchisimas sorpresas, no todas gratificantes.

saludos,

Hilda dijo...

jajaja, me hiciste recordar al chico que por primera vez me pidió ser su novia, de momento le dije que no que volviera años después, volvió y ya no me gustó, muchos años después, se puso tan guapo!!
jajajaja

Además el mundo es muy pequeñito y efectivamente el tiempo pone todo en su sitio, muy cierto.

Saludos cariñosos. Hilda

Anónimo dijo...

Cada día trae una serie de regalos del Señor, lo que pasa es que andamos con los ojos cerrados.

Otra cosa, tu relato me hace reflexionar en la importancia que a veces no le damos a las personas.

Gracias y bendiciones

ave fénix dijo...

Ojalá tengas razón yo sigo teniendo la esperanza puesta en Dios, y creo que será cuando él lo crea conveniente, no cuando yo lo quiera. :)

Besitos.