martes, 30 de septiembre de 2008

LA VOLUNTAD, ES LO QUE CUENTA...


Cuando se trata de educar a los hijos, muchas veces, la verdad, estoy como un pulpo en un garaje.

En ocasiones tengo que tirar de la máquina del tiempo para buscar alguna anécdota o situación personal que me ayude a enfocar lo que les digo y así les resulte creíble...porque perderse en palabras y razonamientos, a veces, sirve de poco.

Una de las principales cosas que trato de inculcarles, es la voluntad...voluntad por hacer las cosas, voluntad por querer las cosas, voluntad por conseguir las cosas, voluntad por valorar las cosas...

Esta voluntad es simplemente decir "sí"...y luego, desde nuestra fe, les decimos que el resto...lo pone Dios.

¿Qué anécdota os contaría...?

Hace 15 años, unas amigas y yo decidimos hacer El Camino de Santiago. Una era amiga del cole, las otras, amigas del verano, de Zaragoza.

Las de Zaragoza iban con sus novios, mi amiga del cole y yo, no teníamos, así que éramos un grupo de 6.

Yo tenía mucha ilusión por hacer el Camino, acababa de aterrizar en la "fe" después de una experiencia personal fuerte, pero justo el día antes de salir, mi amiga, decidió no venir y se me presentó la duda de si ir de "sujeta velas" de las otras dos o quedarme en Madrid.

La voluntad fue más fuerte...y decidí arriesgar.

Dios preparó las cosas para que sucediera todo lo que ocurrió...para empezar, yo iba sin Credencial, en Madrid se habían agotado...así que mientras los primeros días mis amigos podían dormir en los Albergues...yo no. El caso es que tampoco ellos lo hacían, porque llevaban unas tiendas y preferían dormir en ellas...por razones obvias...yo no...Así que, en mis inicios del viaje, tuve que ir a polideportivos, colegios...incluso me alojaron en un convento de clausura...

Fue un periodo...digamos...de desprendimiento...porque poco a poco, me fui dando cuenta de que estaba "sola"...y que mis "anclajes" se desmoronaban.

No conseguí la Credencial hasta Santo Domingo de la Calzada...para entonces el viaje se había convertido poco menos que una pesadilla...aparte del sufrimiento físico de caminar todos los días kilómetros y kilómetros con la mochila, el ambiente entre nosotros era difícil. Las parejas no paraban de discutir, constantemente había desavenencias, yo estaba en medio de todo...ni con unos ni con otros...

Sentí muchas veces ganas de volver para atrás...pero la voluntad de llegar a la meta era más fuerte...eso y la gente que había ido conociendo a lo largo de esos días de soledad y que con sus historias y testimonios me animaban.

El Camino de Santiago siempre me recuerda a los "Discípulos de Emaús", vas andando cansado y abatido, de pronto aparece alguien que te empieza a hablar, a contar cosas...y se establece un vínculo "fraternal" inexplicable...sientes que todo ese sufrimiento va poco a poco desapareciendo...y el camino, se hace más corto...El escuchar las debilidades del otro...te hace también ver en él a Cristo...

A mitad de camino, en Astorga, Dios seguía mandando acontecimientos. Aquel día me encontraba fatal, tenía fiebre, me dolía todo...Mis amigos decidieron irse a dormir a las tiendas, pero yo, no podía con mi alma y preferí quedarme en la "base de acampada".

Nada podía ir peor...no entendía que me dejasen sola estando así...no tenía ánimo para nada, y tenía temor, porque realmente, no me sentía capaz de levantarme al día siguiente y seguir caminando...

De pronto un par de chicos se acercaron a mi, ya les había visto otros días, pero no habíamos hablado. Fueron providenciales, porque además de acompañarme ese día, se comprometieron a avisarme por la mañana y a ir conmigo hasta que encontrar a mis amigos...

Pero jamás les encontré, sencillamente...no les volví a ver.

Aquel día, se presentó ante mi una encrucijada crucial...nosotros íbamos a hacer noche en un pueblo y estos chicos seguirían a Foncebadón...

"¿Qué hacer? ¿Seguir con ellos...quedarme en el pueblo esperando a mis amigos...y si no les encontraba?, por otra parte, estaba mala...no sentía fuerzas de estar sola".

A veces en la vida tienes un pálpito...y lo sigues...yo lo hice...y seguí con ellos.

Los diez días siguientes hasta Santiago fueron de los mejores de mi vida...el grupo había ido creciendo y éramos 10 de varias partes de España...cada uno con su historia...sus circunstancias...todos unidos sin conocernos de nada.

En cada albergue yo dejaba una nota a mis amigos...les decía que estaba bien y que si leían la nota, supieran, que les esperaría en Santiago.

Y llegué a Santiago...despojada de prácticamente todo con lo que empecé, pero llena de mucho más de lo que llevaba...

Y allí, encontré a mis amigos, que no habían leído ninguno de mis mensajes, porque ya llevaban tres días en Santiago...siempre fueron por delante.

Ellos estaban muy enfadados...pensaron que yo les había "abandonado"...aunque la realidad había sido otra.

No lo entendieron...sin embargo...yo no tenía reproches que hacerles, no sentía ni rabia, ni enfado ni nada negativo...

Por eso, a pesar de todo, y de que podía haber hecho leña...tuve la voluntad de no "echarles en cara nada" y sentí que el Apóstol, además de la bendición, me regaló la ocasión de perdonar y que pudiéramos seguir siendo amigos.

Y es que con voluntad...todo se puede...y siempre, pase lo que pase, se sale ganando, aunque las cosas no terminen como en principio planeamos...lo importante es seguir y luchar...
A veces la mejor recompensa es "hacer el camino"...y no tanto el premio.

7 comentarios:

Luis y Mª Jesús dijo...

Tierra Santa, Roma y el camino de santiago ... inexcusables.
O sea que tienes mal recuerdo de Astorga? y de León?. El camino pasa casi casi por mi casa. desde el 5º-B, si me asomo mucho veo pasar peregrinos...Luis

CRIS dijo...

Jajaja...no, tengo un recuerdo muy bueno de todo...en Astorga las pasé canutas, la verdadd, pero luego, en Foncebadón...No sabes qué frío, en ese pueblo fantasma.
El hombre del albergue, que es "la bomba", nos dio un aguardiente que nos dejó tiesos...no sabes qué bien dormí. Un día os hacemos una visita...

Besos

lojeda dijo...

Que bonita experiencia, Cris.
Algunas veces es mucho mejor ir por libre, porque Dios nos va poniendo en el camino a personas que en vez de destruirnos, nos engrandecen, y este ha sido tu caso.
He leído tu comentario y me alegra ver que al fin lo has conseguido.
Espero tu post con impaciencia.
Besitos

Ana dijo...

Vos practicá y aprendé bien este arte de la educación a los hijos, que cuando me toque con los míos propios te llamo para que me expliques =P

Cris dijo...

Bonita experiencia de la cual aprendiste muchas cosas y que ahora esperas aprendan tus hijos.

Siendo también de León siento lo de Astorga jajaja

Me gusta tu blog,seguiré leyendote,seguro que aprenderé muchas cosas.

A veces tiraria la toalla con mi hijo...pero NO,no lo haré.Seguire intentando que sea buena persona y que se forge un futuro.
Que se gane la vida honradamente en lo que desee,deseo que sea buen hombre,respetuoso,cariñoso y sobretodo feliz.

Espero poder enseñarles a mis hijos que en esta vida,hay que poder dormir con la conciencia tranquila de que no has hecho daño a nadie(al menos sabiendolo).
Te visitare Cris.
Besitos desde León.
Cris

Luis y Mª Jesús dijo...

Hasta hoy no había leído el post. Me ha encantado. El camino de Santiago siempre me ha hecho profundizar en mi interior; es un regalo que Dios tiene ¡ANIMAROS, en León no necesitais credenciales, OS RECOGEMOS NOSOTROS!.
Un beso
Msría Jesús

JORGE dijo...

Apreciada en Cristo Cris,

La mejor enseñanza es la que se da con la vida diaria, y los hijos aprenden más del compartir de una experiencia vivida que de miles de palabras que puedan sonarles retóricas, que entran por un oido y salen por el otro.

Y esa era la forma de enseñar de Jesús, con ejemplos de la vida diaria.

Creo que el mejor ejemplo de voluntad, fue en la oración del huerto, que nos hace pasar por la pasión para conducirnos a la victoria de la resurrección.

Muy buen post.

Gracias y bendiciones