martes, 3 de febrero de 2009

UNA CERILLA

Nunca dejaré de asombrarme de los misterios y creatividad que pone Dios en todas las cosas, en las personas.

Hace unas semanas entrábamos en aquella sala sin saber qué íbamos a encontrar...sin poder prever las palabras que íbamos a pronunciar, vas con los deberes hechos, pero fundamentalmente con tu vida...¿A dónde te llevará la Palabra?.

Un montón de rostros que miran, entre desconfiados y anhelantes...todos están allí por algo y esperan algo, y nosotros, no llevamos nada, porque nada tenemos, sólo estamos allí para anunciar...para servir...Y tienes miedo...pero luego...

Después del primer día constatas que el Espíritu se encuentra allí con fuerza, no porque lo digan otros, sino porque tú mismo lo has sentido..., sales preguntándote...¿Y ellos?, ¿Qué pensarán, qué recibirán...?, ¿Volverán?

Y van pasando los días y nosotros, uno tras otro, tras el atril, anunciando y evangelizando, pero ante todo, dando testimonio de que todo aquello se ha cumplido en nuestra vida.

Es imposible convencer...es imposible imponer...es imposible "crear", porque ante todas esas personas, con sus historias, con su vida, con sus rostros...estás desarmado...

¡Qué gran misterio el de cada persona!...Jamás aciertas si apuestas lo que encierra cada uno...

Tú estás allí con tu debilidad, con tus trajines...sintiéndote un instrumento inútil pero que encierra un gran tesoro...

Y Dios aparece y ves que aquellas personas vuelven al día siguiente, y al otro...que abren su corazón y sin saber nada, vislumbras una misma realidad...su ansia de Dios...su ansia de amor...su sufrimiento.

En medio de las encarnizadas luchas de cada día, de los horrores, de las injusticias, de la falsedad...en medio de esta gran ciudad donde parece que todos estamos saciados de todo, hasta arriba...en medio del consumismo, la comodidad, la vida burguesa...en medio de todo esto está la realidad de la persona, aquello que permanece oculto a los ojos de muchos pero que a los ojos de Dios es simplemente un alma sedienta de consuelo...

Y levanta su mano y mira con ternura y nos da una pequeña cerilla para prender, iluminar aunque sea débilmente la estancia, y poder entrar ahí, a tientas...en toda esa oscuridad.

Y en verdad ilumina...y su luz, nos llega a todos...y nos sacia, aunque estemos en pleno centro de Madrid, donde encontrarse cara a cara con Dios...no es tarea fácil...pero aunque cueste creerlo, es posible .

6 comentarios:

alter-ego dijo...

Hola Cris,como bien dices,tienes que hablarles,para manisfestar nuestra existencia,para sentirnos confirmados en nuestro ser,para ser "reconocidos"por los demás.Hablamos para no morir.Pero una palabra verdadera nos entrega a los demás,nos descubre a nosotros mismos,nos obliga a cambiar,nos hace vulnerables y frágiles.Conocer a otro es hacerse otro,es aceptar perderse y renacer,es quizá permitirse soltar lo que uno lleva en sí de más doloroso o de mejor y que se oculta y se pudre..La aventura nos espera en la vuelta de la esquina o al amor de la lumbre,en cada uno de los que se acercan a nosotros.Mis saludos cordiales cris.

ARCENDO dijo...

La luz siempre llega para quien tenga la valentía y la humildad de recibirla, así es nuestro Dios.
Besos.

eligelavida dijo...

Es increíble hasta donde se llega cuando se vencen los “respetos humanos” y por fin nos atrevemos a hablar de nuestra fe. Y aunque lo hagamos mal o no sepamos por donde empezar, el testimonio llega, porque no depende de nosostros. Muy interesante la entrada.

Anónimo dijo...

Lo que esta claro es que cada persona es un mundo y una esperanza.
Hola Cris.
El ser madre es algo excepcional. Ya el hecho de traerlos al mundo es una prueba superable pero dolorosa. Y aun asi queremos muchas veces mas.
Cinco hijos, bonito numero.

Luis y Mª Jesús dijo...

Hola Cris:
En León también están catequizando. Isabel ha vuelto ha escuchar catequesis.
Gracias por emplear tu tiempo, tu esfuerzo, tu salud...en ser una pequeña cerilla en manos de Dios.
Estoy segura de que tu luz llegará a muchos.
Un beso
María Jesús

CRIS dijo...

Alter, lo que dices es totalmente cierto, abrirnos a los demás, es de algún modo exponernos...sin embargo, es también "reconocernos" y estar abiertos a que la voluntad de Dios se cumpla en nosotros.

Arcendo, realmente hay que ser humilde para tener fe...simplemente, porque tener fe es dejar que Dios entre en tu vida confiando plenamente en él...Sólo hay que querer y "decir sí"...pero eso es dificilísimo...

Eligelavida, efectivamente, es sorprendente hasta donde puede llegar el poder del testimonio, a mi eso, me da mucha fuerza y me anima a seguir, aunque muchas veces me suponga violentarme mucho. Efectivamente...porque Dios está ahí...y el Espíritu...que si no....

Luisa...lo primero decirte que no tengo ni idea de qué eso de los "enlaces a esta entrada" yo también lo veo por ahí...pero no sé ni quien lo pone ni como se usa...Si alguien lee esto y lo sabe...que nos ilumine, please.

Por otra parte, ¡Gracias por el ánimo...! Si yo te contase...

Mamá de Teresa...Tú lo dices y lo sabes bien, cada niño una persona completamente diferente y única. Los dolores pasan rápido...pero ¡jo! Jajaja.
Un abrazo y de nuevo ¡enhorabuena!

MªJesús...me alegro mucho por Isabel, todo tiene su momento y nunca se sabe cuando la Palabra puede dar un vuelco a nuestra vida y tocarnos el corazón. Rezaré por ella.
Esta catequización está siendo un oasis después de cinco años de un desierto brutal donde hemos sufrido todo tipo de "persecuciones y combates"...No me voy a enrollar, pero desde luego, mi experiencia es que "siempre compensa" y yo sólo puedo sentirme sumamente agradecida por el privilegio de hacer este servicio, que sí, implica un sacrificio personal grande...pero lo aporta, compensa cualquier cosa.

Muchos besos a todos