jueves, 5 de febrero de 2009

EJERCITAR LA OBEDIENCIA

Hoy me ha dado por hablar de uno de mis grandes caballos de batalla con los niños: LA OBEDIENCIA.

No es que me haya entrado el síndrome Super Nanny, con la publicidad de la tele...simplemente, es que cuando tienes varios niños pequeños...el tema, está presente...por no decir "candente".

Yo, que ni mucho menos soy una madre modelo, reconozco que muchas veces me exaspero cuando mis hijos parecen no inmutarse ante mis demandas cotidianas...a la primera, nunca...y, habitualmente, a la quinta...tampoco.

En estas situaciones, es típico acabar introduciendo la "amenaza fantasma" para que reaccionen, después de una buena sesión de sentencias en tono elevado: "Pero qué pasa...¿estáis sordos?, ¿estáis "pasmaós" o qué? (en los casos leves)"...Si la cosa se sube a la parra...entonces ni os digo.

Todo esto genera entonces en mí un cabreo de tres al cuarto en primera instancia...y una sensación de "bruja piruja" cuando pasan unos minutos...con el obligado "morro largo" en la cara de mis hijos, si es que no se llega al llanto descontrolado...En resumen, un gran drama en tres actos.

¿Por qué rayos nos costará tanto obedecer?...Y digo "nos", porque a los adultos también nos cuesta...si cabe más...

Se podrían dar muchas razones: Por rebeldía, por llamar la atención, por orgullo...o por todo junto.

Está claro, que a priori, cuando se exige algo a un hijo, debe ser desde el amor, pensando que es por su bien...creyendo que es bueno para él, y sabiendo que eso le va a ayudar...Pero esta es la teoría.

En la práctica, el hombre, en su libertad y en su naturaleza rebelde, se resiste a "ceder", a "pasar por el aro, a aceptar que "le desafían" y cuando entras en ese círculo ya sea como madre o como hijo...entonces, es cuando empiezan los problemas y se monta el lío.

Reconozco esto en mí la primera, ya que, muchas veces, con mis hijos, no prevalece esta voluntad educadora, lo que quiero es conseguir algo que en realidad, me va a satisfacer a mi...porque necesito que esa cosas se haga...porque tengo prisa, o simplemente, porque lo digo yo y punto...y si no se satisfacen mis deseos, entonces, mi ego estalla inevitablemente...y choca con el "ego del niño", que por pequeño que sea, también está ahí.

Sin embargo, cuando se trata de mí, cuando "descuido o aplazo" mis obligaciones porque "no es para tanto", "no pasa nada" o "no me apetece"...entonces soy más benévola y siempre tengo a mano la excusa para escaquearme y disculparme.

En este punto, me doy cuenta como es imprescindible cambiar el enfoque...¿No tengo claro que obedecer es bueno?...entonces, ¿Por qué no lo hago?, y lo más importante...Si yo misma no soy capaz de obedecer...¿Cómo puedo exasperarme por que no lo hagan mis hijos?

¿Os ocurre esto a vosotros?

4 comentarios:

Guerrera de la LUZ dijo...

Eso sirve cuando son muyy pequeños. El mío tiene una fuerza in crescendo por días que asusta y si le agarro del brazo se zafa en medio movimiento.

A mi lo único que me sirve es que sabe que si a la segunda no obedece le quito cualquier cosa que se considere premio: dibujos, rato de lectura, sus juguetes, sus cromos ... lo que sea. Y nunca levanto los castigos, porque sino ya eres el pito del sereno.

Poco a poco...

Y sí. Es exasperante cuando no obedecen Cris. Yo me pongo que meto miedo a la madrastra de Blancanieves :S

Un beso.

CRIS dijo...

Guerrera, perdona pero he quitado parte de la entrada...jajaja...me ha entrado complejo del Maestro Ciruela...ya sabes.

De todas formas, yo creo que sí funciona con los mayores, no tanto por la fuerza sino por la "sutileza" con qué les entres...aunque es muy difícil encerrar al Dr. Jekyll más de tres veces seguidas, está claro.

Besos...y gracias por el comentario.

eligelavida dijo...

Imagino que todos queremos hacer nuestra voluntad, y por eso nos cuesta obedecer. La obediencia es una buena virtud… cuando el que manda sabe mandar, cosa bien difícil.

Por cierto, te hago un enlace en mis favoritos. Un abrazo

Hilda dijo...

Igual creo que es porque queremos ser dueños y señores de nuestra voluntad, tener el control. Y obedecer entonces significa que le dejemos el control a otro. Yo pienso.
Me hiciste recordar a mis alumnos jajaja y mira que me tienen un miedo!! uno de ellos al verme cerrar los ojos (señal de advertencia que me voy a enojar), gritó: corran por sus vidas!

saludos cariñosos. Hilda