martes, 22 de julio de 2008

¿QUIEN DIJO QUE IBA A SER FÁCIL?


Me encuentro habitualmente con gente que se sorprende y abre mucho los ojos cuando se entera de que tengo cuatro hijos...

"¡Caray, qué valiente eres"..."Se nota que os gustan los niños", "pues ya estás entretenida"...

Pues la verdad...ni soy valiente, ni me gustan especialmente los niños...lo que si me gusta es la VIDA, y yo, asumo totalmente, que en un matrimonio, los hijos...si llegan...pues es lo más natural..."lo que toca", que se dice ahora.

Yo creo que hay que ser un poquito coherente y ver las cosas desde la óptica de lo que son, no de lo que queremos que sean...porque si no...nos vamos a pegar un peñazo contra la realidad, de los buenos.

La VIDA, es un conjunto de acontecimientos...buenos y malos..., se puede vivir de muchas formas, pero para mi, hay dos formas que influyen mucho..."con fe" o "sin fe".
Con la familia y los hijos, si se tiene fe...esta no se puede aparcar y pretender solucionar las cosas que les suceden únicamente con la razón...o el corazón.

La tarea de madre...y la de padre...es complicadísima...pero no recuerdo que nunca me dijeran lo contrario. Los hijos son personas independientes...con su identidad, su caracter, sus virtudes y sus defectos...¿Quién dijo que iban a congeniar con nosotros o ser cómo nos gustaría?

A veces me desespero porque no consigo hacerme con las riendas sin perder la paciencia...y me entra el complejo de madre desastre.

En el fondo, es una gran responsabilidad el dar lo mejor de nosotros mismos y conseguir que ellos lo capten...lo hagan suyo y puedan desenvolverse en la vida, con libertad...pero con solidez.
Os voy a contar una anécdota reciente...para que veáis que no hablo por hablar...

Uno de nuestros hijos es un "sufridor nato"...su caracter es especial...más reservado, más tímido, y en el fondo, muy sensible...Esto es bastante complicado en un adulto...¿Por qué no aceptar que en un niño también?

Ante la debilidad de los hijos los padres nos ablandamos...se nos conmueve el corazón...intentamos por todos los medios estar ahí, solucionarles los problemas buscando siempre, que no sufran...porque en el fondo, a nosotros tampoco nos gusta sufrir.

El otro día en casa de unos amigos...mi hijo estaba pasándolo mal...y nosotros también, claro...nos estaba dando la comida...literalmente.

Nuestro amigo que tiene un gran don de discernimiento, nos dijo: "Os veo un poco neuróticos con el niño"...Cogió al pequeño, le sentó en sus rodillas y le contó la historia bíblica de Ana.

"J., ¿ a qué tú lo estás pasando mal y esto no te gusta? Pues escucha lo que le ocurrió a Ana"

Ana era una mujer que lloraba, que sufría...quería que todo fuera como anhelaba su corazón...y lloraba y lloraba sin descanso...porque no lo conseguía.

"¿Tu también lloras verdad?" Le decía al niño.
Pues mira lo que le ocurrió... su sufrimiento...sus lágrimas, conmovieron a Yahvéh, que la escucho...y tuvo paz en su corazón.
Nuestro amigo habló a nuestro hijo y a nosotros desde la verdad...la verdad de que el sufrimiento está ahí...y nos hace llorar...y nos hace sentirnos infelices...Pero gracias a él descubrimos que donde nada nos sacia está el amor de Dios que todo lo llena.
En esta sociedad nos empeñamos en negarlo, en aniquilarlo, en quitarlo de nuestra vista y nuestra vida...pero es necesario.
Con los hijos, esto es aún más patente...¿Quién desea ver a un hijo que sufre?

Nuestro amigo nos decía...Si nos empeñamos en solucionar todos sus problemas, si les hacemos ver que siempre va a haber alguien que les arregle las cosas...que la vida siempre es fácil...¿Qué clase de adulto llegará a ser?

Cuantos suicidios...cuanta desesperanza, cuanto sufrimiento...
Dejemos que nuestros hijos pasen sus crisis...respetémoles y siempre, desde el cariño, dígamosles que llorar es bueno. Sobre todo, que pidan a Dios que les ayude...porque si lo hacen con fé...responderá. Ellos entienden mucho...y tienen una capacidad de confianza, mucho mayor que la nuestra.

Nada conmueve más a Dios que la oración sincera del hombre que llora.
Mi hijo se quedó encantado...y la verdad, pasamos un día, maravilloso.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

quizá por eso mismo trato yo alguna vez de apasionarme hasta las lágrimas cuando escribo, porque esa fuerza que conmueve a dios es la que hace bueno el texto, es la que da valor a la vida

un beso

CRIS dijo...

¿Dime Santi, has experimentado realmente esto que cuento...no digo en tu obra, sino en tu vida?

ave fénix dijo...

"Pues mira lo que le ocurrió... su sufrimiento...sus lágrimas, conmovieron a Yahvéh, que la escucho...y tuvo paz en su corazón.
Nuestro amigo habló a nuestro hijo y a nosotros desde la verdad...la verdad de que el sufrimiento está ahí...y nos hace llorar...y nos hace sentirnos infelices...Pero gracias a él descubrimos que donde nada nos sacia está el amor de Dios que todo lo llena"

Cris este trocito, no sólo le gustaria a tu hijo, también me ha emocionado a mí....
Muchas gracias por esta entrada.
Besitos.

Agnus dijo...

Gran discernimiento el de tu amigo.Es verdad que o enseñamos a nuestros hijos a rezar y a pedir lo que su corazón necesita desde pequeños, o están perdidos.
De todas formas, me resulta curioso, que en muchas ocasiones es más facil tener discernimiento sobre los hijos de los demas, que sobre los nuestros, por lo menos a mi me ocurre.
Gracias a mi tambien me ha ayudado.
Irache.

CRIS dijo...

Ave, la maravilla es experimentarlo...seguro que tú lo sabes bien.

Irache...hay personas con las que cualquier rato es una catequesis...
Estoy contigo...con los hijos y con todo...¡Qué fácil se ven las cosas en los demas!

Gracias por vuestros comentarios chicas...sé que estamos en la misma onda y me alegro mucho.

Un beso grande

Por cierto os invito a visitar cuando queráis un nuevo blog que he empezado...lo véis en mi perfil, es más intimista y algo más "artístico"...ya me diréis si os gusta.

CRIS dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
lojeda dijo...

Consuélate Cris, todos los padres hemos pasado por lo mismo que tu cuando hemos tenido los hijos pequeños. Yo tengo tres que se llevan dos años y medio entre ellos ¡Imagínate cuando estaban pequeños! Yo siempre he estado lejos de mi familia por el trabajo de mi marido y eran las 24 horas del día con ellos, en sitios que no conocía a casi nadie, y sin poder casi salir, porque ¿a donde iba sola con la tropa? Prefería quedarme en casa, que allí más o menos los tenía controlados.
A veces me faltaba la paciencia para todo. Frustración a tope, pero gracias a Dios, todo salió adelante, los niños fueron creciendo y hoy son hombres hechos y derechos con sus trabajos y fenomenales como personas.
Ten paciencia y no desesperes, porque por desgracias el tiempo se pasa volando, y cuando menos te los esperes, los niños habrán volado y estarás deseando que vuelvan a veros.
Un besazo

CRIS dijo...

Claro que sí, Lojeda...lo sé y todo el mundo me dice que ahora que son pequeños es el mejor momento...

Si miro al mayor, que tiene 9 y me parece que fue ayer cuando estaba en el paritorio...jajaja

Lo "malo" es que cuando vengan a verme será para dejarme los nietos... ;)

¿Hallaré alguna vez descanso? jajaja.

JORGE dijo...

Apreciada en Cristo Cris,

Los hijos son una bendición, y eso es lo que a veces no comprendemos los padres. Si los vemos como una cruz, eso serán para nosotros. Pero si los vemos como una bendición, pues eso serán para nosotros, una oportunidad que nos da Dios para ser co-partícipes de su creación.

Y no te preocupes, que cuando te toque descansar de este ajetréo, añorarás estos momentos, porque aunque no lo parezcan, son los más maravillosos de la vida, no lo dudes.

Gracias y bendiciones

CRIS dijo...

Claro que sí Jorge...lo sé...y ya lo echo de menos, aunque no lo creas.

Un abrazo

lojeda dijo...

Cris, encontrarás descanso y echarás de menos la actividad que tienes ahora con ellos. Eso aquí en Andalucía se llama "rabiaero", es decir, no parar en todo el día por la actividad tan tremenda que tienen los niños que nunca se cansan.
Ya verás como ya mismo estás mucho más libre. Hazme caso que soy mayor, jajaja.
Un besazo

Hilda dijo...

"Si nos empeñamos en solucionar todos sus problemas, si les hacemos ver que siempre va a haber alguien que les arregle las cosas...que la vida siempre es fácil...¿Qué clase de adulto llegará a ser?"

que linda frase y muy sabia, generalmente queremos resolverle la vida a nuestros seres queridos y caemos en ese error.

saludos. Hilda