viernes, 12 de diciembre de 2008

RESPETO Y EDUCACIÓN

La verdad es que yo creo que soy una persona bastante alegre...al menos, la sonrisa, la tengo fácil. De primeras...voy de buenas...Nadie tiene la culpa de mis neuras...o de si me he levantado con el pie izquierdo. A veces, es inevitable, un mal día lo tiene cualquiera...en esos casos, lo que hago es hablar lo mínimo.

Sin embargo, no sé si es que mes estoy haciendo un poco "cascarrabias" o qué, pero tengo la sensación de que mucha gente, vayas donde vayas, está, poco menos que amargada...hace un tiempo lo noto un montón...

No me refiero a una amargura por la crisis...o a problemas graves, que puede ser...sino a una actitud generalizada de cara de mala milk...de contestaciones airadas o de saltar a la mínima...de tener la sensación de que debo pedir perdón por existir...¿No os ha pasado?

Yo creo que todo trabajo es digno...pero cada uno tiene que asumir su parte...es decir; Pienso que no puede ser que, una dependienta, te trate como si le debieras algo...o fueras medio lelo o simplemente te ignore...; que en un restaurante, el camarero te sirva como si fuera tu culpa el hecho de estar sentado a la mesa y no llevando la bandeja..., no puede ser que el conductor del autobús se ponga a despotricar como un energúmeno...Yo no me acostumbro, mira, aunque reconozco que como soy poco beligerante...suelo callarme y murmurar en mis adentros...

Yo, como en esto de la "atención al público" ya tengo ciertas tablas...la verdad es que me desenvuelvo, pero, quizá por ello, me cuesta más entenderlo.

Ultimamente como que se me está contagiando...y cada vez que me contestan con mala educación o me sueltan un improperio...noto que me cuesta reprimirme...no porque me esté transformando en alien, sino porque es constante...un bombardeo.

Luego está el problema de la falta de respeto...que no tiene por qué ir unido, necesariamente a la "amargura mental", pero se relacionan.

Ayer fui al teatro con mis hijos, se lo había prometido por haber logrado pequeños retos domésticos; en la fila de atrás teníamos a una pandilla de pre-adolescentes...no creo que tuvieran más de 10 u 11 años, les acompañaba un adulto...No paraban de hablar, gritar, comentar...¡era insufrible!...

El adulto que iba con ellos ni se inmutaba, como si estuvieran solos en la sala, a pesar de que la gente no paraba de chistarles...

Yo aguanté estoicamente el primer acto...pero en el segundo...de pronto, empecé a notar una especie de ebullición progresiva en mi sangre...conté hasta diez en varias ocasiones...Sobre todo, porque habiendo un adulto, me resultaba violento tener que decir algo a los que posiblemente serían sus hijos...pero al final, me giré y les dije: Por favor, podéis dejarnos escuchar, aunque sean los últimos cinco minutos...¿Creéis que es posible?" No volvieron a hablar...

Yo, normalmente soy de las que trago carros y carretas...pero, sinceramente, pienso que tampoco es positivo. Lo ideal es que el adulto que les acompañaba les hubiera puesto firmes a los angelitos y así evitarme a mí ejercer de Cruela de Vil...que es como me verían los chavales.

A mi ego no le gusta, claro...pero muchas veces hay que desprenderse de él para que no nos apabullen...con respeto, claro está...eso siempre.

Yo no soy diplomática de las de cara a la galería...no va con mi personalidad, la verdad...

Tanto que se habla ahora de respeto, tolerancia...libertad...como iconos del pensamiento...

Me gustaría que se volviera a recuperar el verdadero significado de estas palabras y no el sentido progre que les quieren dar...como asumiendo permanentemente que todo el mundo puede hacer lo que le de la gana...caiga quien caiga.

A mi, me gusta que me respeten, como yo intento respetar, que creo no es otra cosa más que ponerse en el lugar del otro...

A mi me gusta que sean tolerantes conmigo, como yo intento serlo; que no creo que sea otra cosa que aceptar que cada persona es diferente y que yo no puedo pretender ir pisando cabezas como si tuviera la razón absoluta, en todo.

A mi me gusta ser libre...para callarme si quiero aunque me estén molestando...o para hablar y pedir, con educación, lo que a mi me parece correcto, sin tener que ser por ello una especie de retrógrada recalcitrante.

Igual me estoy convirtiendo en la "abuelita cuchufleta" no sé...yo creo que he sido educada en tener este tipo de respeto con los demás...y creo que no hace mucho tiempo, el resto de la sociedad, también...y eso se notaba. También pienso que la gente es menos alegre que antes...y voto por un intento de abolir la "mala milk" crónica...Porque no creo, que sea genética, ¿no?

(Aquí quizá tendría que decir algo mi marido...¿Qué opinas, cariño? Jajaja)

5 comentarios:

Luis y Mª Jesús dijo...

mucho....

Desire dijo...

Coincido contigo hay una epidemia de mal humor y descontento entre la gente, especialmente las que trabajan en atencion al público y sinceramente cuesta mucho aguantarse las ganas de reaccionar y no convertirse en la abuelita cuchufleta

ARCENDO dijo...

Por favor, sigue manteniendo esa alegria tuya que nos contagia a todos... Deja la mala milk para los que no saben de cielos. Besotes.

TORO SALVAJE dijo...

Casi todos los trabajores que están atendiendo al público lo suelen hacer fatal.
No creo que sea mala fe. Suelen ser trabajos mal pagados, que hacen a desgana y de los cuales piensan huir a la mínima que puedan.

La precariedad laboral existente provoca situaciones laborales de este tipo.

En cuánto a la educación general hemos ido a peor.

Besos.

Hilda dijo...

Mencionaba algo de eso Cris, cuando hablaba en mi post de Silencio. La gente no respeta, habla, grita, oye música, etc., sin consideración de los demás.
Y no creo que se le pueda atribuir a los bajos sueldos, yo creo que es la gente no ama su trabajo. Entiendo que atender a la gente es difícil pero debe haber amor en tu trabajo para que aguantes la presión, etc.
Saludos cariñosos. Hilda