Ayer fue un día muy especial, un día intenso y agotador, pero un día que merece la pena, un día en el que fue posible palpar el amor de Dios...y sobre todo, un día para decir con todo el corazón y plena convicción: "Cristo ha resucitado...la muerte, ha sido vencida".
El lunes por la tarde mi querido amigo, aunque decir amigo, se queda corto..."Hermano José Luis", nos dijo: "¡Hasta pronto!"
Y aunque humanamente es triste pues nos deja un gran vacío, me siento fuerte y me viene a la mente el salmo 125, que dice:
"Al ir, iba llorando,llevando la semilla;al volver, vuelve cantando,trayendo sus gavillas".
Ayer celebramos su Misa exequial y su Entierro...aunque pueda sonar extraño...todo, una alegría y una bendición.
El martes le miraba en su capilla ardiente y me emocionaba...pero ¡Qué contenta estaba al comprobar que él ya no estaba aquí! Sólo su cuerpo, su hábito carmelita, su alba neocatecumenal y su crucifijo al que ha permanecido agarrado junto al Rosario en todo momento.
Este último mes ha sido para él un pequeño calvario...un descendimiento hasta lo profundo del sufrimiento, pero al final, como dice el Cántico de Ezequías:
"Me has curado, me has hecho revivir,
la amargura se me volvió paz
cuando detuviste mi alma ante la tumba vacía
y volviste la espalda a todos mis pecados".
Para los que le hemos acompañado hasta el final, todo el camino ha sido un cántico, un testimonio, una verdadera gracia el poder haber sido testigo de esta kenosis con la que Dios ha querido purificar a José Luis hasta llevarle a su encuentro.
Y es que, es verdad, que el testimonio de fe y esperanza que José Luis nos ha dejado hace que todas las lágrimas queden sobrepasadas por la inmensa alegría de saber que él, seguro, está en el Cielo, en paz, intercediendo por nosotros. Digo seguro, porque es allí donde van los santos...y él, en su enfermedad, lo ha sido.
En su vida, habrá tenido fallos, como todos, pero por encima de todo, ha sido fiel; fiel a su vocación Carmelita, fiel a su vocación sacerdotal, fiel a su parroquia, fiel a sus parroquianos y fiel a sus hermanos de Comunidad, fiel a sus catecúmenos...fiel a Dios y a su fe.
Os quiero dejar el testimonio de su mejor amigo que ha estado junto a su lecho todos estos días y ha vivido en primera persona cada momento de la enfermedad.
Y yo...que lo he visto con mis ojos...doy fe, de que es cierto.
Yo le digo:
"José Luis, todo el amor que nos has dado siempre, espero que se haya visto correspondido de algún modo en los que con tanto cariño te hemos arropado y acompañado...y sobre todo, espero que el Señor, te haya dado, no el cien, sino el "mil por uno" cuando te encontraste con Él y te acogió en sus brazos.
Descansa en paz y cuídanos desde allí arriba...y sobre todo...¡Gracias! Por tu vida y todo lo que nos has dejado."
TESTIMONIO DE TU AMIGO
Ahora con los ojos terrenos ya no puedo ver a mi amigo, a mi párroco, a mi confesor. Eran las nueve y cuarto de la noche de ayer, su respiración ya era muy débil, estábamos en su habitación: su hermana Mª del Carmen, Mª Luz, Eloy (hermano de comunidad) y yo.
Su hermana nos pidió que rezásemos alguna oración. Rezamos el Credo y a continuación la oración de San Ignacio que dice:
"Tomad Señor y recibid mi memoria , mi entendimiento y toda mi voluntad,
todo mi haber y mi poseer, Vos me lo disteis, a Vos Señor lo torno.
Todo es vuestro, disponed a vuestra voluntad, dadme vuestro amor y gracia que esto basta".
Rezamos el Padrenuestro.
Llegaron inmediatamente el P. Prior de su comunidad carmelita, su catequista, el responsable de su comunidad neocatecumenal y un hermano, Carmina, su sobrina Mª del Carmen y expiró.
El P. Joaquin proclamó la recomendación del alma y le impartió la bendición Papal.
Hasta en el momento de la muerte todo ha sido un signo del amor de Dios ya que estaban allí presentes: su familia, su comunidad carmelita, su comunidad neocateumenal y sus amigos, todos convocados por el Espíritu de Jesucristo.
Ahora ya uno entiende los planes de Dios:
-Preparando la despedida del P. José Luis: desde la gira que hicimos este verano por la República Dominicana y por Puerto Rico, visitando los lugares en los que inició su labor pastoral (Jimaní, las monjas), disfrutando en el Seminario Carmelita de los mangos cuya mata el había plantado años atrás, de la cerveza dominicana y del amor de sus hermanos carmelitas dominicanos y portorriqueños. Así como la celebración en Madrid de las bodas de plata de su ordenación presbiteral, a finales del año pasado.
-La aceptación por su parte del desierto cuaresmal en su súbita enfermedad y del tránsito de su calvario mortal. Son muchos los signos que él ha dado de esta aceptación y de la libertad con la que contaba para expresar en ella su toque de buen humor:
-Al P. General (Fernando Millán) en su primera visita le dijo: "Yo se muy bien donde voy a pasar esta Pascua".
- A una hermana de la comunidad neocatecumenal , hace cinco días,:" Todas mis preguntas han sido respondidas. Estoy en Paz".
-A otra hermana, hace dos días: "Qué trabajo cuesta el morirse, pero qué a gusto estoy".
-A otro hermano de comunidad: "Ha ganado el Madrid. Ahora ya puedo morirme en Paz".
Hasta en el lecho de su enfermedad ha seguido realizando su labor pastoral: Yo le he visto atender a solas las consultas de sus feligreses.
Hasta el último momento ha recibido a todos los que han ido a visitarle, cogiéndoles con una franca sonrisa. Decía, si me viene bien que vengan, así me distraen de mis dolores y molestias.
Cuando yo llegaba a su habitación me pedía rezásemos el oficio. Él siempre terminaba impartiéndonos la Bendición a los que estábamos allí.
En fin, podría seguir escribiendo muchas cosas, pero puedo decir como resumen que, si su vida ha sido para mi un gozo (disfrutando de su cariño, de su dirección espiritual), su enfermedad y su muerte han sido una palabra de Dios para toda su Parroquia, su familia y sus hermanos carmelitas.
Ahora quiero que el Señor ilumine los ojos de nuestras almas para reconocer que tenemos un gran embajador en la Jerusalén celestial y que la comunión de los santos es el mejor medio de comunicación .
Este es mi pequeño "recordatorio" y homenaje en este día.
11 comentarios:
Descanse en Paz y ¡ahora a pedirle muchas cosas! que seguro está en primera fila, dispuestos a ayudar a quienes le quisieron y a los que le hemos conocido a través de vuestro testimonio.Un abrazo
Descanse en paz, que el Señor, que ya le ha acogido, os ayude en vuestra pena, porque conocer a alguien así es un privilegio. Un beso, Cris y cuenta con mis oraciones
Cris, siento la pérdida de tu amigo. Rezaré por él, pero seguro que está ya disfrutando de Dios y desde allí, os echara una manilla a todos los que le lloráis hoy.
Gracias por tus comentarios y visitas.
Un besazo grande y lo tendré presente en mis oraciones.
Todo un testimonio de cómo en la enfermedad se puede uno encontrar con el Señor y pregustar el Cielo.
La Paz.
Gracias a todos por vuestras palabras, comentarios y oraciones.
Inés, me alegra mucho que te haya gustado el testimonio de José Luis. Para mi es una palabra de esperanza.
Maria Jesús, es verdad que es una pena y que nos deja un poco "desamparados" en la parroquia. Pero hay que pensar que Dios hace siempre lo mejor para nosotros y confíar en que ahora, tenemos un intercesor directo.
Gracias Lourdes...ya me gustaría a mi poder dedicaros más tiempo.
Luisa, ha sido fulminante, pero en el fondo, tal cual estaba, es para dar gracias...La serenidad, ya sabes que viene de arriba...porque si no...
Radiomariano, la verdad es que sí. ¿Le conocíais?
Un abrazo a todos y de nuevo. Gracias
Te admiro.
De verdad.
Besos.
Hola Cristina.
No creo conocerlo, aunque es muy posible que coincidieramos en alguna convivencia, pero es como si lo hubiera visto muchas veces, pues he tenido cerca a personas que han padecido y muerto para la Vida Eterna, llenos de amor de Dios y amor a los hermanos, y son todos singulares y a la vez iguales, una imagen de Cristo victorioso.
La Paz y buen fien de semana.
Muy bueno tu blog, te invito a que me visites. Cariños
Hola Cris.
A mi ,su muerte me ha dejado muy triste, porque los domingos celebraba la Misa de 11 y media en la cripta, y a mi me gustaba mucho su tono suave y cercano. Un día hace poco más de un mes, se puso a toser en mitad de la homilía y pidio disculpas por ese catarro qué no terminaba de quitarse, al Domingo siguiente no lo vi y al otro ya me enteré que estaba enfermo.
Descanse en paz y lo siento .
Un abrazo.
Siento mucho,te acompaño mis sentimientos.No te olvido así porque así.Saludos Cris.
He andado ocupada y hasta ahorita me pongo al corriente, así que aunque sea después, pero recibe un abrazo muy fuerte y mis deseos que en sus corazones haya consuelo ante la pérdida, porque el párroco como bien lo han dicho está de regreso a la casa del Padre.
Besos. Hilda
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