martes, 27 de enero de 2009

DEMOCRÁTICAMENTE INCORRECTO

Ultimamente he bajado bastante el ritmo de mis entradas...no por voluntad propia, aunque sí, por exigencias físicas...no sé, creo que mis hormonas tienen la culpa y se han debido apoltronar en el sillón de orejas y dejar a mis neuronas aparcadas en doble fila...pero bueno...siempre hay alguien que llama a la grúa en estos casos...si es que esta no llega sola al lugar del delito y nos obliga a mover el coche.

Ayer era un día para tener las neuronas bien activadas a la espera de una sentencia favorable o no, hacia los padres que hemos optado por objetar a la asignatura "Educación para la Ciudadanía" (en sus diferentes acepciones, según el curso) y esperamos, como poco, se nos reconozca ese derecho, que, por otra parte, avalan ya numerosas sentencias.

Pero nada, a pesar del esfuerzo y las ganas de tener noticias...aquí seguimos esperando...¡Y seguiremos! Que no se crean.

Quiero haceros llegar dos documentos a los que he podido acceder a través del blog: Diario de un Padre Objetor, que me parecen..., no voy a decir insultantes, porque no ofende el que quiere, sino el que puede...pero que sí diré me parecen, repugnantes.

Yo no sé como estos a quienes se les empapa la lengua de "Democracia", son luego tan radicales y poco "tolerantes" con los demás. A estas alturas de mi vida, yo, que soy de la generación del 74, es decir, no he conocido otra cosa que no sea "Democracia", estoy confusa y me pregunto...

"¿Alguien me puede explicar exactamente en qué consiste la Democracia...al menos la española?"

Os dejo estas dos perlas, paradigma de la libertad y ecuanimidad para expresar mi más absoluto rechazo a todos aquellos que, aprovechando sus puestos de influencia y poder; atacan, difaman y buscan cualquier momento para manipular tendenciosamente la verdad, con la venda en los ojos, claro...y con la piel de cordero tapando su verdadera naturaleza.

A ver a vosotros qué os parece.

El primer documento es un escrito de Florentino Muñoz, Patrono de la Fundación Cives, Catedrático de Filosofía y Director de IES en Salamanca. Esta Fundación desarrolló el borrador de EpC y gana dinero impartiendo "cursos de formación" para el profesorado de esta materia.

Está claro que, "en un ejercicio de quitarse la máscara" (como él mismo dice); para él, los padres somos una especie de apósitos molestos en el desarrollo de la vida escolar y calladitos y quietecitos, estamos más guapos...Por supuesto, si encima se nos ocurre ser católicos...entonces la condena es definitiva...ostracismo...o ¿guillotina? Eso sí, nos queda el honor, de ir siempre a cara descubierta...para que se nos vea, se nos conozca y nadie se confunda.

Este señor opina lo siguiente:

Pienso que ya va siendo hora de que seamos claros y sinceros, de que nos quitemos las máscaras con las que solemos encubrir nuestras debilidades y apechuguemos con sus consecuencias.

Comencemos por dejar bien sentado que en un centro escolar existen dos tipos de miembros: unos esenciales de tal modo que sin cualquiera de ellos, el centro, la docencia, la información, aprendizaje y educación no funcionarían; y otros accidentales, o sea, que si alguno de ello no formase parte del centro, o dejase de hacerlo, no se notaría en la marcha del mismo, al menos esencialmente.

Ciertamente unos y otros, hasta cierto punto se complementan, se ayudan y es, por consiguiente, casi preceptivo arbitrar formas para que esa ayuda y complementariedad sea efectiva, que no interrumpa los objetivos esenciales sino que cooperen en alcanzarles de la mejor forma posible.

Entre los elementos esenciales sólo encontramos dos: el profesorado y sus respectivas funciones, y el alumnado, con las suyas. Y nadie más. Con estos dos elementos, ordenados, estructurados, organizados y cumpliendo cada cual sus misiones, el centro funcionaría, al menos de forma elemental y podría cumplir sus objetivos de información, formación y educación.

¿Los accidentales, circunstanciales, prescindibles en la información y el aprendizaje? son varios: personal del administración y servicios, mantenimiento, y madres y padres. Sí, es en este segundo grupo en donde entran, de forma importante los progenitores; pero no en el anterior, no son esenciales, imprescindibles y por consiguiente, y sintiéndolo mucho, no puedo aceptar las pretensiones de esos colectivos de padres y madres que pretenden hacer de los centros educativos hogares de sus caprichos y decisiones y, de los alumnos y profesores, muñecos de sus voluntades: “Tenemos derecho a decidir por nuestros hijos e hijas, la educación que se les da”.

Efectivamente, la educación es gran media asunto de los padres, en sus domicilios, en sus familias; pero en tanto que educación social, es el centro, el referente; efectivamente, tienen derecho a intervenir, no sólo eso, deben cooperar y ayudar al especialista en su trabajo, sobre todo en el ámbito externo del centro y también participando en las estructuras internas, en el Consejo escolar, en un posible órgano colectivo de dirección, en las reuniones de madres y padres, en las actividades organizadas por ellos, con ellos y para ellos en el centro, etc, etc. pero no como algunos pretenden, estableciendo el qué, el cómo y cuándo enseñar; a través de qué libros, materiales y estrategias pedagógicas, etc.
Pueden, ciertamente, elegir el centro dónde educarles, tal y como lo estimen, pero de ningún modo pueden pretender decir a los profesionales, sean de la materia que sean, qué y como deben o no enseñar. Es como si unos padres con un hijo enfermo acudiesen al médico para que éste les diese sólo lo que ellos quieren para su hijo, aún en contra del propio especialista.

Otro asunto polémico, sobre todo desde que La Iglesia, la misma que al iniciarse la lucha por los derechos del hombre se negase y opusiera férreamente a los mismos, la que lleva años y años practicando la igualdad entre hombres y mujeres: existen monjes y monjas; pero, ¿Curas y…? ¿Papas y …? ¿No se ha relegado, y se sigue relegando, la labor de las mujeres en el ámbito eclesiástico a meras sirvientas de los señores sacerdotes, obispos, papas…

No es de extrañar, por consiguiente que un arzobispo alce su voz y grite contra la “Educación para la Ciudadanía”, que propugna una educación igualitaria en derechos y obligaciones entre hombres y mujeres, que toma como bandera los Derechos Humanos, la Justicia, la Libertad alcanzable, que no se justifica en un hipotético más allá desconocido para todos y todas.
La acusación de adoctrinamiento contra la nueva materia se lanza, curiosamente, desde sectores que llevan siglos y siglos adoctrinando, que hacen de su doctrina bandera, santo y seña.
Ciertamente, también la Educación para la Ciudadanía adoctrina: tiene unos contenidos, unos objetivos que cumplir, unas estrategias para lograrlos, como cualquier otra materia y sí, adoctrina en el respeto de todas las opiniones, adoctrina en el conocimiento de los preceptos constitucionales españoles, europeos, estatutarios, etc.; adoctrina en el ejercicio de la libertad, de la ciudadanía, de la participación, de la democracia, de la educación vial; adoctrina en la igualdad de todas las personas; adoctrina para resolver los conflictos mediante el diálogo, la tolerancia, el respeto, y no a través de la fuerza, el desprecio, la violencia. ¿Adoctrina, o más bien informa, prepara y forma personas responsables, libres, solidarias, etc.?

En este sentido, y tras revisar los objetivos generales, no encuentro ninguna forma legal, constitucional, ni siquiera vital, que justifique mínimamente una posible objeción de conciencia. ¿A qué van a objetar? Al temario, al profesor, a la doctrina. Los que así piensan me recuerdan a aquel padre que, enterado de que el profesor de química de la universidad llevaba tres meses enseñando a su hijo a fabricar explosivos, denunciase a la materia por terrorista y solicitase la retirada de los planes de estudio de la misma y después, la objeción de conciencia si no le se escuchaba. La Educación para la Ciudadanía tiene los contenidos que tiene: objetivos, universales, explícitos, etc. lo que con ellos hagan los profesionales, en los que sinceramente confío, será competencia exclusiva de ellos y no de la materia.Tengo muy claro que la Educación para la Ciudadanía es no sólo necesaria, como reconoce la Unión Europea, sino imprescindible en un país como el nuestro sometido largos años a una única fuente informativa de los valores, sus valores, y empeñada en hacernos pensar que no había otra ninguna fuente de los mismos y por consiguiente, no había otros valores.

Lo único que me parece que debo reivindicar es que se han quedado muy cortos al asignar tan sólo 35 horas en cada uno de los cursos a impartir en la ESO; estimo que, dado lo extenso del temario en ambos, en el decreto de mínimos debieran haber figurado 50 horas, como en primaria, al menos; sería deseable que las comunidades autónomas y las nacionalidades incrementasen otras tantas en sus respectivos ámbitos para empezar a unirnos al resto de Europa, al menos en ciudadanía.

Este artículo lo podéis leer comentado por el autor del blog anteriormente citado...yo, subscribo su opinión y os dejo, a continuación, el comentario que hice...para que no se diga que tiro la piedra y escondo la mano.

Me ha parecido alucinante el artículo de este señor. Lo que no acabo de entender de estos “progres resentidos” es que, con la misma vehemencia que atacan a los padres, a Iglesia y a sus supuestas “discriminaciones” pidiendo “silencio y ostracismo”, luego ellos tengan la potestad de alzar la voz ante los crucifijos cristianos en las aulas para que se “respete a todos” y no “discriminar” a otras religiones que, sin embargo les parecen “estupendas y enriquecedoras” (lo cual no niego en absoluto) aunque no entiendo que esas sí les resulten “progres y democráticas”, como la musulmana, la judía o la budista…ya que, apoyándome en sus tesis de la igualdad, otra cosa no será, pero la “igualdad entre hombres y mujeres” está garantizada” (como supongo habrán reflejado en los textos de Ciudadanía, fotos incluidas), ¿verdad?.

Es ceguera (o empanada) mental crónica. Respeto y libertad (de la buena), para todos, ¿no?, ya que, según él dice…”Los padres calladitos” y “los que profesen una fe…también”…¿O se refiere sólo a los padres objetores y a los católicos? Parece que la vara de medir, no es muy ecuánime.

Por otra parte, yo desde luego, no sé qué entenderá por “libertad de enseñanza” (me hago una idea difusa); pero sea lo que sea, desde luego no se parece nada a lo que existe en España, donde, a diferencia de lo que este señor afirma, los padres NO podemos elegir para nuestros hijos el tipo de educación, ni de colegio que nos gustaría….a lo mejor él sí, y aunque así fuera, le recordaría, que, si no estoy equivocada, el 55 % de los contenidos curriculares de las asignaturas, están fijados por el Ministerio…

Demagogia barata y vacía, igual que la asignatura que defiende.

De tal palo, tal astilla.


Un saludo

El segundo y último documento es un video...reciente...tan reciente como de ayer por la noche, cuando Don Iñaki Gabilondo dio una "catequesis" desde el púlpito de su telediario...valida para todos los "contumaces" de España. ¿Nos dará también su absolución?